Fisioterapeutas en primera línea

Indispensable como siempre el trabajo de los fisioterapeutas, después de la gran ayuda que han prestado y no siempre como fisios, porque no han podido, ahora más necesarios que nunca en la recuperación de los pacientes y no solo los de COVID, donde tienen mucho que hacer, sino también con los que por la situación actual no han podido atender. Ánimo compañeros.

COVID 19: EN PRIMERA LÍNEA

Hola a tod@s

Mi nombre es Marta y soy fisioterapeuta del Hospital Universitario Infanta Leonor (HUIL)  de Vallecas, Madrid.

¿Recordáis el momento en el que todos los informativos comenzaron a hablar de los casos de contagio en China por un virus denominado “Coronavirus”? Yo lo recuerdo perfectamente. Como también recuerdo pensar y escuchar: “Aquí no va a pasar”, “Ésto es un virus sin más”… Hasta que por desgracia vimos la realidad: el número de fallecimientos no dejaba de subir como la espuma y la propagación a otros países no cesaba, hasta llegar al nuestro.

Mis compañeros y yo continuamos trabajando y realizando tratamientos pese a no tener material de protección en esos momentos por falta de recursos. Por ello, recomendábamos a los pacientes no asistir a terapia, sobre todo personas de riesgo por edad (la mayor parte de nuestros pacientes son de la tercera edad), diabetes, hipertensión… Hasta que pasada semana y media nos dieron el comunicado de que paráramos la actividad asistencial y cerráramos el gimnasio.

Nos derivaron por las plantas del hospital. En ellas, nuestro cometido fue intentar ayudar en lo posible al resto de profesionales sanitarios sirviendo como “enlace” entre familiares y pacientes (éstos no pueden recibir visitas), tramitando altas, éxitus (fallecimientos) y diferentes cometidos que, aunque no son labores que ejerzamos en nuestra profesión, realizamos encantados por poder ayudar y echar una mano en lo que se pudiera.

La situación en el hospital era alarmante… llegó a atender a más del triple de su capacidad. No había camas para todos y era desolador verles tumbados en los bancos o incluso en colchones que se pusieron en el suelo de Urgencias. El hospital se puso “patas arriba”. Casi todas las áreas fueron abiertas para asistir a personas infectadas por COVID. Incluso el gimnasio donde realizábamos tratamiento de rehabilitación fue remodelado con las obras pertinentes para poder alojar ahí a otras tantas personas. Estábamos desbordados, pero he de decir que fue increíble la respuesta de todos y cada uno de los profesionales sanitarios que trabajan en ese hospital. Vi cómo se dejaban y se siguen dejando a día de hoy la piel con cada paciente, cómo trabajan sin descanso y con dedicación completa y muchas veces poniendo en riesgo su salud por falta de recursos que no llegaban a tiempo. Es para mí un orgullo poder decir que formo parte de él.

Por fin llegó el día en el que nos comunican que vamos a realizar tratamiento de fisioterapia a personas afectadas por COVID consistiendo en movilizaciones y cambios postulares que favorecieran el aumento de saturación de oxígeno, además de así acabar con las consecuencias que acarrea el inmovilismo (ulceraciones, edemas, rigidez, atrofias…).

Nos dieron unos seminarios sobre el manejo de la vestimenta (mono, guantes, gafas y mascarilla). ¡Tenía una emoción enorme de poder ayudar a esas personas! No niego que tuviera al principio un poco de miedo o, mejor dicho, respeto. Soy humana. Pero se te pasa al ver las caras de esas personas cuando entras por la puerta de las habitaciones, ver cómo mejoran día a día, cómo algunas te sonríen al entrar y cómo otras luchan por mantenerse vivas. Sí, merece la pena. Merece la pena enfundarse en un mono y unas gafas que se empañan cada vez que abres la boca. Merece la pena las marcas que te dejan las gafas en la frente. Merece la pena cada gota de sudor y salir empapado cada vez que te quitas el mono. Merece la pena no poder casi respirar por la mascarilla o tener que gritar porque con ella y todo el atuendo no se te escucha bien…

Cada día me levanto  y pienso: “Por todos y cada uno de ellos, SÍ ¡MERECE LA PENA!”.